EL MOLINÓN TOUR ABRIRÁ SUS PUERTAS EN MARZO DEL 2015
Rafa Benítez pisó por primera vez las entrañas de Mestalla en el verano de 2001. No le gustó lo que vio. El paisaje que arrojaba el vestuario del conjunto ‘che’ era exageradamente confortable para su gusto, con vocación de alimentar el narcisismo personal, muy alejado de lo que él entendía que tenía que ser el entorno ideal para mantener a buen fuego la concentración de un profesional. Había mucho espejo para que el futbolista dedicara varios minutos de su tiempo a disciplinar con gomina todo su cabello y comodidades varias. Exagerado en el fútbol de toda la vida. Dentro de una de sus primeras medidas, el actual técnico del Nápoles mandó retirar todos los espejos y acercar lo máximo posible ese escenario al de cualquier campo del fútbol modesto. Los bancos de madera y el azulejo blanco ganaron la batalla en la redecoración.
Ésta es una de las innumerables anécdotas que se cuentan en la visita al Tour de Mestalla, ideado e impulsado por la empresa DTA gestión de ocio y turismo, la misma que trabaja este verano codo a codo con el Sporting en el alumbramiento de ‘El Molinón Tour, más que fútbol’. En España, hasta la fecha, solo cuatro clubes ofertan este producto: Real Madrid, Barcelona, Atlético y Valencia. El Sporting, «con el campo de fútbol más antiguo de España», enfatizan desde esta firma, será el quinto. La previsión es que el tour -un paquete que combina una visita guiada por los sitios más especiales del campo con el acceso final al museo del club, con un coste inferior a 10 euros para el público en general por todo- pueda ver la luz a finales de septiembre, con una estimación de entre 30.000 y 50.000 visitas anuales de dentro y fuera de Asturias.
Son las 13.30 horas de un día cualquiera de agosto. El calor aprieta en el exterior, mientras que en el piso superior a las taquillas de El Molinón, en el que DTA ha instalado su cuartel general, Merche Añón, directora de Marketing y Comunicación de esta empresa, muestra a EL COMERCIO un cuadro de un joven Manuel Vega-Arango estrechando la mano a don Juan Carlos. Ella y Juan José de Torres, su socio, además del periodista praviano Pablo García Cuervo, que también colabora en el desarrollo del proyecto de forma externa, llevan varias semanas trabajando sobre el terreno entre Valencia y Gijón. Han mantenido reuniones con exfutbolistas, veteranos periodistas y personas vinculadas al club, en general, para recopilar todo el legado, material o no, del Sporting.
Gran parte de ese ingente acopio de información se apila estas semanas en algunas habitaciones anexas a los cinco espacios en los que está vertebrado el futuro museo, listo para albergar en sus paredes cuadros, trofeos, botas, banderines históricos, camisetas de leyenda y el resto de los preciados objetos seleccionados dentro de un interminable listado.
La visita, orientada por un guía, discurre de forma reposada. Una hora y cuarto es el tiempo previsto, más o menos, para completar el recorrido que se propone al sportinguista, al futbolero de paso por la ciudad o, simplemente, al turista. No hay un cliente fijo.
Guiño hostelero de Miera
Pretenden sus impulsores, madurados por una dilatada trayectoria en la gestión de centros de ocio -han participado en proyectos tan dispares como el Gran Premio de Valencia de F-1 o el Parque Warner de Madrid-, que sus visitantes salgan más que sorprendidos, incluso los sportinguistas más acérrimos. Por eso se han empapado todo este tiempo de matices inéditos. Un enigmático anticipo. Sin llegar al grado de Benítez, Vicente Miera también dejó un detalle curioso en el vestuario de El Molinón en un guiño a un dicho popular del gremio de la hostelería. La prueba está recogida en una simpática instantánea. Otro. ¿Qué es la sala conocida por los profesionales como el ‘tanatorio’? La solución, durante la visita.
La visita comienza en las taquillas de El Molinón. Se saca la entrada y, por un acceso en la puerta 0, el visitante entrará al estadio. Una combinación de imágenes y sonidos aderezará la visita en algunos puntos. Durante el recorrido, el expedicionario pisará los rincones menos accesibles en condiciones normales del campo: la sala de prensa, el palco presidencial, el vestuario del primer equipo. Y sigue.
Más tarde, el museo, situado en el primer piso de la tribuna Oeste, que recogerá los hitos más importantes de la historia de El Molinón, de Mareo, del propio club y de sus aficionados, a través de cinco salas diferenciadas por temas: un repaso a la historia, los años dorados, las leyendas del club -con Quini como principal icono-…
La idea de DTA es abrir El Molinón a todo y a todos, ofreciendo distintos paquetes de servicios, diversificando el producto, con visitas educativas, celebraciones de eventos privados: cumpleaños, despedidas, fiestas especiales, eventos de empresa.